Descripción:
Una apariencia moderna y formal para el hombre que quiere definir su forma en lugar de esconderla. Clasificación: Profesional, casual profesional.
Una apariencia moderna y formal para el hombre que quiere definir su forma en lugar de esconderla. Clasificación: Profesional, casual profesional.
Tu camisa juega un papel esencial en el éxito o fracaso de tu imagen profesional. La camisa queda en un área llamada la "V vital". Esta "V" se extiende del borde de tus hombros hasta donde desaparece la camisa debajo de las solapas. Esta área siempre llama la atención porque está en la línea de visión central cuando alguien está frente a ti y atrae la atención debido a la diferencia de color y textura entre tu camisa, corbata y saco. Incluso las fallas menores en esta área se notarán rápido. Por lo tanto, todo lo que quede dentro de ella requiere atención meticulosa al detalle.
Los hombres han utilizado camisas de vestir desde finales del siglo XVIII, pero fue el siglo XIX el que les dio un último estallido de glamour antes de sucumbir a los uniformes sosos del siglo XX. Hasta mediados del siglo XIX, las camisas de los hombres estaban adornadas con volantes al frente y alrededor de los puños. A principios del siglo XIX, las camisas tenían cuellos que subían hasta justo abajo de las orejas y se abrían sólo lo suficiente para ver la boca y se usaban con fulares anchos y almidonados. La década de 1840 fue testigo de diversas variedades de cuellos, todos moderadamente altos y tiesos. El "Almirante" tenía las puntas hacia abajo para formar alas, el "Corte" se doblaba a la mitad y el "Whitehall" quedaba erguido. La mayoría se acompañaba con un fular ancho o muy delgado o una corbata de moño.
En 1872, las mujeres respiraron en señal de alivio cuando se inventó el cuello desmontable. Finalmente se podían retirar y lavar por separado y después reemplazar con la ayuda de algunas ataduras pequeñas. Incluso había versiones de papel desechable en el mercado con puntadas impresas para el hombre progresista. Los cuellos desmontables permanecieron populares hasta la Primera Guerra Mundial cuando los militares (quienes habían vivido con camisas de cuello suave durante varios años) se rehusaron a regresar a sus cuellos tiesos de preguerra, así que el cuello desmontable desapareció para siempre.
En el siglo XIX, las camisas en general tenían mal ajuste y eran incómodas. Se producían en serie y se ofrecían en sólo 3 tallas de cuello: 14, 15 y 16 pulgadas. Las mangas eran de una talla (largas) y las bandas de los brazos se utilizaban para mantener los puños en su lugar. Durante el siglo XX, las innovaciones en la tecnología y el diseño de la tela trajeron muchos cambios a la camisa. En 1920, John Manning Van Heusen introdujo el cuello semi-tieso. En 1928, Cluett Peabody & Co inventó un proceso para prevenir que encogieran las camisas al lavarlas. La década de 1950 fue testigo de la introducción de la camisa con mezcla de poliéster, la cual bajó considerablemente su costo.
El siglo XXI ha visto la camisa de vestir liberar al hombre con una interminable variedad de colores y diseños, lo que permite que cada hombre haga una declaración de estilo personal. Los colores clásicos como el blanco y el azul claro siempre serán los más adecuados para los negocios.
Mientras que el poliéster sigue jugando un papel importante, los hombres que prefieren la comodidad y calidad fina compran sólo camisas de 100% de algodón. El algodón puro es mejor porque deja pasar el aire, se ajusta al cuerpo y responde mejor a los tintes, lo cual da a la tela una suntuosidad y claridad que no puede ser duplicada (todavía) por las mezclas. Si decides comprar camisas de mezclas, busca alrededor de 5 por ciento de poliéster, rayón, seda u otra tela sintética, y 95 por ciento de fibra natural.
Esto es justo suficiente para prevenir que se arrugue y aumentar la durabilidad sin afectar el aspecto de la camisa.
A muchos hombres les sorprende saber que existen al menos 6 estilos de cuellos distintos en las camisas. Cada uno tiene su propia historia y es complementario a un juego particular de características faciales, nudos de corbata y estilos de trajes. Un hombre con un cuello grueso y/o cara redonda descubrirá que un cuello redondo o ancho hará que se vea apretada la camisa, mientras que uno muy ancho o alto hará que la cabeza de un hombre con rasgos finos parezca demasiado pequeña para su cuerpo. Los hombres que tienen un cuello largo o delgado requieren soportes de cuello altos, mientras que aquéllos con un cuello corto o grueso se verán mejores en cuellos que queden planos.
El cuello perfecto forma una "V" al revés, los bordes del cuello se unen en la garganta y las puntas tocan el frente de la camisa. La "V" invertida debe tener suficiente anchura como para soportar la anchura de un nudo de corbata. La tela de la corbata y la anchura de la solapa del saco determinarán el estilo de nudo a utilizarse. Las corbatas de telas finas quizá necesiten anudarse con un nudo Windsor completo o medio para asegurar que no se vean muy insignificantes y desproporcionadas en comparación con el tamaño del cuello y la abertura en "V" del cuello.
Finalmente, los cuellos deben ajustarse bien. Los fabricantes de camisas dan lugar a alrededor de 2.5 por ciento de encogimiento total por el lavado, así que asegúrate de que tus cuellos sean un poco más grandes cuando los compres. Se ha comprobado que después de usar cuellos de camisas apretados por unas horas dan dolor de cabeza, dañan la visión y afectan la mente porque aprietan las arterias carótidas del cuello, lo cual bloquea el flujo sanguíneo al cerebro.
Otra área importante de la camisa son las mangas. Si quieres verte tanto creíble como profesional, nunca intentes usar una camisa de manga corta con un traje o saco. Las camisas de manga corta sólo se deben combinar con pantalones deportivos y sólo en los ambientes laborales rurales más casuales, y nunca con una corbata. En estos días casi todas las oficinas tienen aire acondicionado; incluso si vives en una región ecuatorial necesitarás usar camisas de manga larga a trabajar si quieres usar un saco en cualquier momento. Si sientes calor al usar camisas de manga larga, enróllalas hasta justo abajo del codo. Enrollarlas arriba del codo cambia al instante tu imagen de "profesionista serio que trabaja arduamente" a alguien que se ve como si debería estar en un muelle de carga. Finalmente, recuerda desenrollar y abotonar los puños de tu camisa antes de ponerte tu saco.